Helados y creativos

Helados y creativos

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La salud, la línea, las responsabilidades, la optimización del tiempo, la planificación diaria exhaustiva para cumplir objetivos exigentes … son señales de una sociedad obsesionada por la productividad, por no perder un segundo, y en muchas ocasiones como ya fué acuñado por el filósofo coreano Byung-Chul Han, víctimas de una “sociedad del cansancio”.

En medio de esa velocidad diaria y ese ritmo apresurado que nos lleva corriendo de un lugar a otro, de una tarea a otra, aparecen alternativas de consumo y de ocio basadas en la indulgencia, que retan a un estilo de vida espartano y marcial de elevada autoexigencia proponiéndose como pequeños pecados que rompan esa inercia. Messina Gelato es una cadena de heladerías australianas que basa su modelo de negocio en la creatividad, en la puesta en marcha de todos los ingredientes que sean necesarios para conseguir productos sorprendentes e inesperados. El formato en gran cantidad, las tartas, etc. demuestran su gusto por encontrar nuevos caminos para el helado. Para conseguir la excelencia en el producto Messina produce su propia leche, proveniente de vacas Jersey, muy altas en nata y sabor. Fabrican su chocolate desde el principio, gracias a una máquina importada desde Italia, cuentan con su propia plantación de avellanas, y también cocinan sus propio dulce de leche in-house. Sus heladerías son de una elegancia natural, frescas, donde la materia prima y las herramientas para servir o comer el helado son el principal elemento decorativo. El negocio de venta de helados para llevar o consumir sobre la marcha se complementa con lo que llaman Departamento Creativo, un espacio en el que se desarrollan recetas alternativas en base al helado y en el que se puede realizar una degustación de 8 platos maridados con bebidas alcohólicas o no alcohólicas. El germen de este espacio fué una cocina de experimentación y testeo para formatos poco ortodoxos en monoporción de helado. A día de hoy el resultado es un restaurante con una mesa y ocho asientos que ofrece una experiencia íntima, inmersiva, experimental e indulgente, convirtiendo las fronteras del postre en algo mucho más allá que una comida.

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Al universo Sofisticador le gustan los juegos y las sorpresas, también las experiencias artísticas, la interacción con productos creativos e inesperados. Propuestas como las de Messina entran a jugar en esa liga de lo inesperado que tanto pueden gustar a un cliente nada predecible y movido por la prueba y la expresión de sus ideas y estados de ánimo a través del consumo.