Las razones para reunir a personas bajo un techo, darles de comer y hacer de ello una forma de vida son siempre personales y complejas. La biografía del chef siempre tiene mucho que ver en ello y de ahí surgen las experiencias más ricas y especiales, pues construyen cultura de marca y comunidad.
Luma es el restaurante de cocina peruana con influencias españolas del chef Omar Malpartida. Su objetivo tiene que ver con convivir, escuchar, aprender de los agricultores y productos de las comunidades más escondidas de Perú y contar historias que generen recuerdos a través de los productos de origen. Más que el mestizaje, es la unión, una comunión que se produce entre el proceso creativo de los platos y el ambiente, que emociona y construye una nueva realidad. El restaurante se ubica en la planta baja de un edificio histórico próximo al Retiro y en cierto modo escondido, planteado no como un lugar de paso sino de peregrinación, como comentan los autores de su proyecto arquitectónico Arquitectura Invisible. Su propuesta de diseño recoge una historia hilada por detalles que se podrán descubrir recorriendo el restaurante, explorando sus espacios, percibiendo las sensaciones que la combinación de materiales, texturas, disposiciones y luz construyen para acompañar en el viaje de sabor de los platos de Malpartida. El local se organiza entorno a un espacio central en el acceso dónde una cava de vinos hace de separación entre el fuera y dentro del restaurante. La sala principal está configurada alrededor del bloque de granito que hace de barra central estructurando el resto del espacio. El ventanal al fondo de la barra abre una grieta para que el exterior dialogue con el interior y a la vez con el exterior de su precioso patio. La cocina es visible y sus platos circulan por otro bloque más de granito de la sierra madrileña. Granito en zócalos, pavimento, paredes y mobiliario. Madera reciclada recuperada bajo capas de pintura y minio de otros tiempos, e incorporada a las estanterías de una forma ligera, que destila provisionalidad contrastando con la presencia del granito. Acero al carbono para el gran botellero que se apoya en los pilares de hierro fundido del S.XIX, arcilla y cal revistiendo las paredes interiores, añadiendo texturas y evocando los paisajes de la sierra peruana. Un material que lleva a las calles de Huánaco, pueblo natal del chef. E iluminación artesanal, las llamadas por Arquitectura Invisible “luminarias palo”, elaboradas ad hoc para Luma utilizando materiales reciclados.
El carácter mítico de Perú se encuentra representado de una forma sutil a través de la imagen industrial y artesanal que el estudio ha querido dar al Restaurante Luma. Tiene que ver con la tendencia global de Reconexión con el Origen, una respuesta a la corriente futurista, su alter ego en el otro extremo, en búsqueda del significado y el verdadero sentido de las cosas. Y se identifica con el universo de los Experimentals, en el modo crudo y sin artificio de mostrar la piel del edificio, de los materiales, de la huída de la ortodoxia y un cierto aire contestatario.