No hay una excursión más dulce que la que se hace a una tienda de golosinas. Los colores en cajas desde el suelo al techo, los recipientes de cada tipo de golosina, el olor a dulce y a capricho son difíciles de resistir. El reinicio tiene un carácter de empuje, de comienzo y de optimismo que guarda relación con este tipo de producto. La búsqueda del componente lúdico que ha impregnado nuestra forma de vida en muchos aspectos favorece la aparición de nuevos modelos de negocio y la reinvención de negocios tradicionales.
En los últimos años hemos asistido a la creación de un nuevo segmento de cliente para las tiendas de golosinas, el adulto que quiere mimarse comprando un recipiente de golosinas bien diseñadas en un packaging bien diseñado y disfrutar mientras encuentra lo que quiere en tiendas pensadas para pasar un rato divertido e interesante en ellas. Estas tiendas han llevado el diseño a cada uno de los detalles de su modelo de negocio, la experiencia en tienda, los argumentos de compra, los colores, las formas de las golosinas, los formatos etc. Uno de estos modelos y pionero en este movimiento es el de Happy Pills, las pastillas felices que todo lo curan. En un juego entre la farmacia y la tienda de golosinas el producto se presenta como solución a los problemas cotidianos, y como un regalo para aquellos que quieres animar o mimar.
El uso valiente del fucsia en su momento marcó una moda para productos jóvenes y frescos. La suavidad en la cruz típica de las farmacias y las líneas acabadas en curva de su tipografía insisten en la amabilidad. El packaging es sencillo pero sofisticado, se abre a esa cultura del topping de la que hemos hablado en otros casos para permitir la personalización del contenido del mismo. No sólo se personaliza contenido, también tipo de packaging y etiqueta.El juego entre dos mundos construye modelos muy interesantes. En ocasiones se trata solo de ver que papel cumple lo que ofreces o qué papel quieres que cumpla para tu público. En este caso, Happy Pills se plantea como una cura. La frontera entre marketing y amistad se hace borrosa y se intenta construir una sensación de complicidad.