En una de sus campañas de marca ciudad París usaba el claim “París, le grand bistrot”. Estos pequeños establecimientos con precios populares y oferta sencilla en su origen son un símbolo de la cocina francesa. Esta cocina simple y centrada en el producto y el sabor flirtea con la alta cocina en los restaurantes “La Régalade”.
Bajo el mando de Jean-Michel Wilmotte, el restaurante “La Régalade Conservatoire” se alza como el tercero en la saga de restaurantes “La Régalade”, esta vez ubicado en el distrito 9 de París. Al igual que sus hermanos de los distritos 1 y 14, el restaurante busca una armonía entre la cocina bistro, simple y auténtica, y la técnica de la alta cocina. Esto se plasma en las palabras de Bruno Doucet, chef que lleva trabajando 13 años en los restaurantes “La Régalade”: “Mi cocina sigue rigurosamente 3 principios: el respeto a los productos, un condimentado justo y una cocción perfecta”. Este restaurante promete además un viaje por la nostalgia culinaria, por la tradición y el sabor clásico francés. “La Régalade” se apropia del valor sentimental y cívico de los viejos restaurantes parisinos siempre abiertos y siempre accesibles, ofrece un lugar de encuentro y una opción inevitable como los definía en su ensayo Marc Augé: “Una estadía pasajera que nos ayuda a percibir lo insólito y degustar lo maravillosos de lo cotidiano”. Aunque “La Régalade Conservatoire” ha optado por sofisticar su interior, las tres opciones Conservatoire, Saint Honoré y Origins 14 son lugares íntimos, centrados en su comida, con un mobiliario austero casi incómodo y observados por el personaje toro-señor con sombrero de copa, levita y bastón que decora sus paredes haciendo un guiño de humor a la elegancia y el señorío.
En un ambiente culinario tradicional, el usuario del universo Updater se deja guiar por esa dualidad que defiende La Régalade: la sofisticación de los sabores de siempre, dar importancia a lo auténtico y elevarlo a otro nivel. Este trato al producto se traslada también a su atmósfera, con un ambiente relajado y amistoso que aleja de la velocidad y protege de la furia de la ciudad. Se trata de una fórmula de restauración muy consistente que en su desarrollo demuestra que es un modelo ganador.