La sonrisa, la niñez, la felicidad asociada a los gestos sencillos forma parte de una cultura de vida contemporánea promovida por ciertas generaciones que han decidido no dejar de desvincularse de ello aunque sigan creciendo. Uno de esos gestos podría ser un buen gelato italiano hecho de forma casera y natural en un espacio que invite a ese retorno adulto a la niñez. Dri Dri se ha instaurado en este lugar, como una puerta al mundo de Alicia en el País de las Maravillas aunque solo sea durante el rato que dura el helado.
La historia de Dri Dri (una especie de Principito soñador de helados) comienza con el abuelo del fundador, Nonno, que le enseñó el secreto para ser un buen maestro heladero. Con un gran cuidado de la materia prima, Dri Dri consigue un helado sano, natural y con un gran sabor. Según cuenta en su página web, sus helados tienen un ingrediente secreto que sólo ellos conocen, pero que hace que sus helados sean mágicos y hagan feliz a las personas que lo consumen. Además, Dri Dri el soñador siempre va acompañado por su fiel compañero Slurp, un perro que detecta las acciones malvadas del Señor Basura, el cual hace sus helados a base de colorantes y aditivos. En su web, nos cuenta de una forma divertida y sencilla cuáles son los valores que la empresa defiende, que están reflejados también en un libro que Dri Dri ha lanzado para acercar el helado tradicional y natural a nuestras casas. Esta empresa ha llevado su gelato casero, además de Italia, hasta Brasil, Reino Unido, Bahrein y Emiratos Árabes Unidos. Además, en Brasil, Reino Unido y Emiratos, se ha lanzado un proyecto de envío a domicilio que pretende extenderse al resto de países en los que está presente. Finalmente, Dri Dri nos da una plataforma más a través de la cual aprender su filosofía: los dibujos animados. En su web podemos encontrar una serie de divertidos episodios animados de un minuto de duración aproximadamente, donde nos explica el proceso de creación de la empresa.
En sus distintos establecimientos, Dri Dri presenta un espacio simple pero colorista, inocente de algún modo y divertido. Éstos diseños no sólo nos llevan con sus diseños a nuestra infancia, sino que nos hace sentir como verdaderos niños. Los colores pastel, el uniforme de los dependientes, el estilo flat… Todo nos envuelve para darnos, mientras tomamos un helado, una sensación de placer visual, y gustativo.
Si hay un usuario que valora el cuidado del medio ambiente y los productos naturales, sin olvidar el diseño, es el Millenial Flat. Este universo busca en una tienda algo más que el producto, busca identificación. Sus espacios son un reflejo de su forma de pensar: simple, honesta, divertida y nativa no solo con lo digital sino también con el diseño.