Cuando el mundo de las compras online sube, surge el toque de atención al sector retail físico. Si el lugar físico del retail no es relevante para la gente, éste pasa a un segundo plano y puede llegar a morir. Japón, un país donde el usuario carece de tiempo y rebosa de ansia por originalidad, es el escenario perfecto para ver qué está ocurriendo en el mundo del retail. Todo es poco a la hora de brillar ante los ojos del viandante, una tarea difícil ante un japonés acostumbrado a que todo le grite “¡Entra!” mientras camina.
Nace en 2017 el “Ginza Six” en su barrio homónimo, la zona más lujosa de toda la capital nipona. En este Ginza Six se dan la mano el consumo tradicional, el ocio, la restauración y el arte. Un espacio que ocupa todo el edificio que lo alberga y que cuenta incluso con una canción propia para sumergir a su público en la cultura de marca del espacio. Más de 200 tiendas se concentran en los 47.000 metros cuadrados que ocupa el Ginza Six que, además de tiempo de ocio, ofrece en su azotea un jardín con vistas al Skytree y la Torre de Tokio, dos emblemas del skyline de la ciudad.
El trabajo arquitectónico está firmado por Yoshio Taniguchi, el mismo arquitecto que se encargó de rediseñar el MoMa de Nueva York y que ahora se ha encargado de rediseñar el edificio, que antes ocupaban los grandes almacenes Matsuzakaya. En cuanto al interior, el estudio encargado fue Curiosity, un estudio afincado en Tokio y creado por el diseñador francés Gwenael Nicolas. Con un halo de misterio e inquietud típico de sus proyectos, el gusto por los patrones y las geometrías y su dominio de la iluminación para provocar sensación de misterio y de estar dentro de un sitio especial. La luminaria superior de seis lados igual que su propio nombre, y la mezcla de materiales livianos y ladrillo, asociado a occidente y al barrio de Ginza, crean un espacio elegante y atractivo donde disfrutar de la experiencia de compra.
La transformación del retail y su cambio de papel en la cadena de valor del entretenimiento y la moda obliga a tomar decisiones sobre cómo plantear los espacios dedicados a esta actividad que gana protagonismo en las vidas de la gente pero es cada vez más líquida. Son nuevos templos para el turista, para el ocio, para el tiempo libre. Se convierten en iconos de las ciudades, pero su función de venta de objetos cada vez está menos clara.