Reflejo del paisaje

Reflejo del paisaje

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La simbiosis entre el contenido, el continente y las ideas en los espacios museísticos es fundamental para que el resultado no sea un edificio alien en medio de una ciudad o del campo, sino un lugar donde ocurren cosas y transforma comunidades y visitantes. En ocasiones se recurre al espectáculo de la arquitectura, en ocasiones se recurre a la contención y la integración.

 

El nuevo edificio del museo Remai Modern situado junto al río Saskatchewan en Saskatoon, Canadá, ha sido proyectado por el estudio canadiense KPMB. Su forma de trabajo desarrollada para responder a un mundo cambiante y multicultural se puso en práctica en este proyecto para dar respuesta a una petición concreta: favorecer las experiencias transformadoras por medio de la conexión entre el arte y las comunidades locales y globales. Los espacios del museo se han desarrollado teniendo en cuenta el carácter variable e impredecible del arte y las personas. Su vista desde el otro lado del río Saskatchewan parece presentar al edificio como un reflejo del mismo. Horizontal, discreto, integrado y exquisito, es una extensión de la topografía llana y baja del paisaje que lo rodea. Algunas partes de su exterior están vestidas con una capa de cobre que deja pasar la luz. Este material se inspira en un hotel cercano, el Bessborough Hotel, que es un punto importante de la ciudad, construido por el Canadian National Railway en 1932. El edificio presenta una escala amable para las personas, sus líneas son simples y lo especial viene de la mano de la combinación de materiales, el efecto de la luz y la escala. A los espacios íntimos se unen otros más expansivos como el atrio y las terrazas exteriores con vistas. Una de las formas de permitir esa transformación perseguida con el proyecto se consigue en la planta baja del museo, que siempre será abierta al público y está pensada para presentar obras de arte de gran escala, como un espacio de galería temporal y un estudio de aprendizaje activo. Esta planta también prevé espacios para reunión, con una chimenea, áreas lounge, una tienda de diseño y un restaurante. Las plantas segunda y tercera contienen una variedad de espacios para la programación, incluida la colección del museo que cuenta con algunas obras de Picasso. La escalera, suspendida, blanca y con mucha presencia es la protagonista desde el interior del edificio. Se puede decir que es el único elemento que de manera involuntaria ejerce cierta función ornamental. La simplicidad de todo el proyecto es tal que nada sobra, pero tampoco falta. Es una nueva manera de ajustarse a lo esencial sin sacrificar la calidez que encaja perfectamente con un uso responsable y eficiente de los recursos que favorece una experiencia limpia y sencilla para los visitantes.

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El nuevo minimalista simplifica su vida de forma natural, busca la felicidad en la experiencia y el significado y no en la abundancia o la profusión. En los espacios, este universo de consumo valora la funcionalidad y la simplicidad. La emoción en los lugares llega por lo esencial y lo accesorio no les aporta valor sino todo lo contrario. Se trata, para ellos, de construir espacios llenos de sentido, no de objetos.


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