Barras de hierro curvado

Barras de hierro curvado

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Los clásicos del diseño vuelven a menudo para recordarnos momentos de brillantez. En la industria del hábitat son comunes las reediciones, reinterpretaciones y el culto a las piezas que convertidas en icono han sobrevivido décadas sin dejar de ser relevantes. Es el momento en el que estos clásicos marcan tendencia.

 

La butaca Catilina se convirtió en un clásico en el mismo momento de su presentación en la XI Triennale de Milán en 1957. El diseño de Luigi Caccia Dominioni enamoraría de tal manera que incluso las visitas que recibía en su estudio se sentaban delante de su mesa para poder charlar sentados en ellas. La empresa que fundaron Dominioni, Ignazio Gardella y Corrado Corradi Dell’Acqua, Azucena, ha sido siempre un buque insignia de las marcas italianas combinando la elegancia formal, un lujo sutil y pureza estética en sus colecciones. Actualmente las piezas de Azucena están disponibles en las principales tiendas mono marca de B&B Italia y en tiendas multimarca selectas a nivel mundial. Catilina es ligera, seria y sensual. Sus curvas y su recogimiento combinados con el material de su asiento permiten imaginar a alguien elegante y sofisticado sentado en ella esperando en el lobby de un hotel de los años 50. El metal frío y la piel o el terciopelo en su caso, cálidos, en tonos oscuros añaden un toque regio, una pizca de ostentación dentro de la simpleza de sus líneas. Da la sensación pretendida de ser un objeto fuera de lo común o inacabado, no está pensada para el relax, sino para la reflexión y la elegancia. Su nombre lo recibe del senador romano Lucio Sergio Catilina, y de ahí su inspiración en los tronos o los sillones de herradura tan típicos en el mobiliario clásico chino. Desde la marca, Azucena, se describe a Catilina como el trazo de un lápiz, un juego de curvas, un objeto que es etéreo. Simplemente una serie de barras de hierro curvado. Colocar los brazos en el aro superior no deja indiferente, provoca una sensación de majestuosidad en contraste al sentimiento de abandono al hundirte en un sofá convencional. Puede llamarse una silla, un sillón o quizá ¿un trono?

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El universo Sofisticador recoge referencias históricas y movimientos artísticos para inspirarse a la hora de tomar decisiones sobre su hábitat o escoger los productos que van a representar cómo él se siente. Piezas clásicas como la butaca Catilina son un ejemplo del interés que despiertan los objetos con personalidad fuerte y un relato complejo en este universo.