Arquitectura pública sorprendente

Arquitectura pública sorprendente

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El diseño y la arquitectura pueden, a través de las infraestructura para la comunidad, moldear y preservar el espacio público abriendo el significado de instalaciones dedicadas tradicionalmente a una sóla única función o con un carácter excesivamente institucional.

 

El proyecto desarrollado por Stewart Hollenstein en asociación con Stewart Architecture para construir la biblioteca Green Square Library en Zetland, Sydney, recibió el premio de Architectural Review para bibliotecas precisamente por esas mismas razones, y por ser un ejemplo del potencial de la biblioteca como programa público, a través de contenidos, más allá del edificio. El proyecto ocupa un único nivel subterráneo de 3.000 metros cuadrados con elementos geométricos que salen hacia afuera a una plaza de 8.000 metros cuadrados. Un jardín circular sumergido ocupa el corazón de la biblioteca e incluye espacio para leer al aire libre, un círculo para niños y un árbol de historias. El conjunto de 49 claraboyas dejan entrar la luz natural en la biblioteca subterránea. La entrada se realiza a través de un pabellón piramidal, precisamente orientado para reducir la cantidad de sombra que da a la plaza. Una torre de planta cuadrada, separada con seis plantas alberga un espacio de lectura de doble altura, un laboratorio de ordenadores, una caja negra, teatro, sala de música y un espacio comunitario reservable. Esta colección de espacios aporta separación funcional de las otras instalaciones de la biblioteca. También podemos encontrar un anfiteatro trapezoidal al aire libre hundido dentro de la plaza. Hollenstein concedió mucha importancia a la creación de un espacio fluido que permitiese a diferentes grupos y espacios mezclarse, más que delimitar zonas claras funcionales y espaciales. Para él además tanto la biblioteca como la plaza eran igual de importantes a la hora de proyectar.

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Es un espacio de conectividad, de relaciones, de construcción de red en la comunidad. Es la filosofía colaborativa, optimista y abierta del Millennial Flat llevada a un ejemplo de arquitectura comunitaria. Un espacio para compartir, para evolucionar de la share economy a share society. Una visión fluida y centrada en el contenido para un edificio público que adquiere valor por sus usuarios y por su actividad y no por sus paredes.


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