Alma guajira

Alma guajira

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La búsqueda de referencias en el mundo rural, en nuestros ancestros y en las técnicas artesanales tradicionales es cada vez más frecuente en el mundo contemporáneo. Es una manera de conectar, de dar un sentido más profundo a los objetos, de facilitar una vinculación más personal y significativa con ellos, y mantener viva una relación con el origen y la tierra que nos da raíces.

La colección de mobiliario Guajiro, diseñada Carilyn de la Vega y Carlos Pérez Zamora toma el nombre del vocablo empleado en Cuba para denominar al sombrero de los campesinos. La labor al sol del campesino los obliga a protegerse con esta prenda, que ha que ha trascendido como símbolo de cubanía y muestra de una de sus más populares tradiciones artesanales: la cestería. En Cuba la cestería es propia principalmente de zonas rurales y periféricas. Muchas veces la ejerce toda la familia y se hereda de generación en generación. Con este proyecto, que aplica técnicas antiguas a una realidad formal contemporánea, se incita a los jóvenes a incorporarse a la misma. La intención es revalorizar la cestería cubana, particularmente la de uso doméstico (mobiliario), así como generar productos con novedades expresivas y funcionales. Para ello se contactó a la comunidad de cesteros del Malecón sin Agua situada en la localidad del Cerro, en La Habana, que tiene una experiencia en el oficio de aproximadamente 20 años. Con ella se trabajó durante dos meses. El sistema se compone de una mesa baja, un sofá, un taburete y una luminaria. Cada producto recrea el sombrero guajiro a través de diferentes historias y en algunos de ellos se combinan funciones (soporte-iluminación o iluminación-contención). La mesa es el eje del concepto y recrea una anécdota común: tras de la jornada laboral los campesinos llegan a casa y suelen dejar el sombrero encima de la mesa como indicio de descanso. Es ese instante el que explora este mueble pero se reinterpreta a través de una connotación metafórica e inesperada del sombrero: de día se carga de la energía del sol y del trabajo, y de noche la libera como luz. En cada objeto las superficies de soporte y los volúmenes de contención fueron confeccionados a través de la cestería, empleando el guaniquiqui (bejuco silvestre), una conocida materia prima local utilizada en esta práctica. Las patas y bastidores se realizaron con madera de jequitibá en el taller de carpintería del Grupo Creativo Humidores Habana, localizado en las afueras de La Habana. Asimismo las estructuras sobre las que se soporta la cestería se desarrollaron con alambrón en el taller de herrería Artes Bellavista, situado también en el Cerro. La proporción de materiales empleados por producto responde aproximadamente a un 80% de fibras naturales frente a un 20% de madera y alambrón.

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El universo Updater siente atracción por aquello que evoca al pasado, un interés renovado por las tradiciones de su territorio o de lugares lejanos. Actúan con la intención de recuperar la identidad y disfrutar de ella, contemporaneizar la tradición, volver a lo local y acceder a lo verdaderamente exclusivo que es aquello en lo que han intervenido las manos y la herencia de las personas para producirlo. Se trata de una reacción en cierto modo contraria a la idea de globalización del consumo, y por tanto una revalorización en ocasiones de lo artesanal frente a lo industrial, de lo identitario frente a lo estandarizado. La Colección Guajiro responde a este perfil con un conjunto de muebles táctiles, evocadores, bellos y funcionales que bebe de la cultura tradicional para incorporarse en los entornos contemporáneos con total naturalidad.


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