Su juego con el significado y los significantes bien podría considerarse casi una broma. Una broma que el público entiende. Diseñador, consultor e investigador, se caracteriza por la producción de piezas físicas, audiovisuales o textuales, resultado de un ensayo previo: «son la materialización de un pensamiento, más estético que funcional. No hago solamente sillas, al menos no sillas como tal». Su creación se dirige hacia la instalación, dejando de lado la concepción tradicional del diseñador de productos masivos. Joel Blanco tiene la oportunidad de crear con libertad, porque cuando las empresas le llaman «ya saben lo que hay». Hoy su trabajo se sustenta en las referencias populares de principios de los 2000, el tunning, los videoclips de la MTV, los colores chillones, los colores de los juguetes. Sus piezas son «cosas que te invitan a tocar».
«El diseño se diferencia del arte en que el arte es un plan en sí mismo. El diseño es un medio para conseguir un fin. Yo hago uso del diseño como medio para hacer arte».
Original de A Coruña, allí vivió hasta que dejó sus estudios en cine. En aquel momento había muchas cosas que le interesaban, incluso llegó a probar con la radio. Le interesaba particularmente la ficción: en el cine encontraba una puerta a la ciencia ficción, mientras que en el diseñó descubrió la forma de hacerlo realidad. Ya en Madrid, estudia en el Instituto Europeo di Design. Sin embargo, fueron sus estudios de Contextual Design en la Design Academy Eindhoven, en Países Bajos, los que le llevaron a replantar su trabajo. Hasta entonces, era un diseñador diferente: «todo lo solucionaba con un objeto». Ese cambio de visión se cristalizó en su trabajo de fin de estudios: Bitterballen Donder Op, una pieza audiovisual en el que Blanco retrataba con cierta ironía y sátira una buena parte de las experiencias pop y culturales holandesas que más le había llamado la atención. El vídeo no solo se viralizó sino que permite ver a Joel en su mirada más transgresora de la realidad. En la actualidad, Blanco combina su trabajo con el estudio universitario de la UNED.
«Entre mis influencias están ser de la generación Pokémon, la comida basura y la filosofía»
Super Lekker Super Mooi
Una dona en mitad de un espacio expositivo desafía aquello que nos tomamos demasiado en serio. En mitad de una exposición de objetos valiosos que no se podían tocar, Blanco instaló esta rosquilla de gran tamaño que el público no solo podía tocar, sino que además estaba hecho para que la gente se sentara. «Al final todo el mundo pasaba por allí, se sentaban, se hacían selfies. «Como metáfora poderosa, la rosquilla nos confronta con cierto nihilismo, una conciencia de que, al final, todo carece de sentido y es tautológico en el gran esquema de las cosas».
Messless
Con Messless, Blanco se pregunta, ¿cuál es la idea del hogar?. Un hogar no es un agregado de objetos y muebles. También un hotel lo es, y eso no lo convierte en un hogar. Así concluye que al hogar lo define la relación que se tiene con el espacio y, sobre todo, nuestras expectativas con él. El ser está hecho de tiempo y el hogar, por tanto, también debe estarlo. Joel Blanco ve en la acción de recoger una eliminación de ese tiempo, hecho de forma consciente. Con Messless, quería destruir la lógica del orden. El acto de ordenar en esta pieza es caótico. Este guardarropa es, para Blanco, una pieza funcional: «depende de cómo interactuemos con la pieza. Si yo le tiro la ropa, nunca va a quedar igual, pero para mí, eso también es orden. Depende de cómo lo mires, si lo que quieres es que tus camisetas queden bien dobladas, la pieza no es funcional.»
Messless
Tecno-Trash
Joel Blanco sacó su pieza de la galería. En esta ocasión, puso una papelera en los jardines de la mansión donde se estaba produciendo la exposición. Su pieza, que incorporaba música techno-trash, redirigió la atención de parte del público de la exposición del interior de la galería al exterior. «La gente salía del edificio e iba hacia donde estaba la papelera con la música. Al final, por la noche, los jóvenes se reunían alrededor y hacían botellón.»
«Mis piezas a veces son como una hostia en la cara»